sábado, 28 de febrero de 2015

Este mundo... no se (tres)




De Exclusividad

Quisiera, porque me puede y es cierto, decir que hablare de su exclusividad en mi vida; pero pretendo ser más amplio, y ver más allá de esas sus pupilas. Vomito como de costumbre, en forma de palabras sin sentido, la bilis que la realidad en ocasiones me (re)produce. Porque este mundo, hace mucho… no sé. El mundo y su gente, la gente que lo habita, vosotros, nosotros, todos, necesitamos de esa melancólica (patética) sensación de exclusividad; que curiosamente tiene y debe, para ser efectiva, ser reconocida por los demás, y mientras mas, mejor. Pero: ¿Es mala la exclusividad? ¿Está mal sentirse o querer ser exclusivo? …Como mucho, o casi todo lo que nos concierne, supongo que depende. Sentirnos individuos exclusivos-reconocidos, puede crear en nosotros una ficticia satisfacción que encuentra  su fundamento y  justificación solo en el lujo y los bienes materiales. Ahora bien, puede que esto no te parezca malo, y uno se ampare en la libertad, en el libre albedrío; pero no es cierto también, que al pretender ser exclusivos, y de ahí viene la palabra, excluimos al resto!!?? Y esto atenta contra la libertad de los demás. No critico el éxito monetario, no me preocupan las riquezas de los demás, si se han logrado con esfuerzo y sin el desmedro de otros; no pretendo hacer apología del comunismo caduco, pero me resulta un tanto absurdo este mundo, ya no exclusivo, sino excluyente, que ensalza el egoísmo y hace apología a un “aislamiento” antinatural; condenando la inclusión, aun conociendo nuestra naturaleza social. Vale mencionar también, amparado en el depende, nuestra exclusividad innata, la que cada uno como individuo posee. Ser únicos e irrepetibles nos hace exclusivos también, y será quizás que esta exclusividad, al no ser, ni exigir un reconocimiento externo nos cuesta reconocerla como tal, o será quizás que para algunos, esta no es suficiente. Apoyado y partiendo de esta exclusividad innata, pretendo ingenuamente provocar con palabras que se frene la exclusión, que sometamos a critica nuestras vidas cotidianas, que cada paso que se dé, se dé pensando en el siguiente… y en el de los demás.
De vuelta al depende, aclaro que no pretendía incluir en las palabras anteriores, la exclusividad  en el amor (Octavio Paz);  es más, admito desde el inicio esta característica en el amor de pareja; aclarando que no nos referimos a una exclusividad posesiva: de esa persona solo para mí, sino una a exclusividad inclusiva: de entrega más que de posesión. Aun así, tal vez el  amor, más que asociarse a la exclusividad, esté más cerca de la obviedad; obviar al resto para poner toda mi atención en esa única persona que se ama... Pero aun así, el resultado no cambiaría demasiado; al final tal vez, el amor va ser un egoísmo de dos... (o de tres)

¿Por qué?, me preguntas quejumbrosamente mientras apoyas tu cerveza, ¿Por qué piensas estas cosas?… Porque se alarga el tiempo quizás, ese tiempo en el que no estoy contigo o pensando en ti, se alarga y me tortura con la realidad; porque hay tarjetas black y cuentas secreteas en Suiza, porque hay salones VIP y listas de espera, o porque mi amigo ya no usa  su Swatch y cambio  Toyota por Mercedes… Y yo también, me pregunto porque…!!??