viernes, 27 de abril de 2012

Abigarrado... (como Metformina)



Han sido el destino y los horarios, los que han confabulado para demorar una y otra y otra vez mas nuestro último encuentro. O has sido tú!!?? Tu, poseedora de un silencio irreprochable, resistente a cualquier proposición mal propuesta que se te pueda hacer... invéntate todos los dolores de cabeza que se te antojen, falsas citas a la peluquería, encuentros ficticios con ficticias amigas también... o puedes, lo prefiero, husmear en la sinceridad: “No puedo salir contigo, no me lo permite mi prometido”.

Imagínala nostálgica, extrañada extrañando una noticia  mía... mas que eso, reclamando en silencio, aguantándose las ganas de escribirme. Me gusta imaginarla así, aunque la realidad, no me lo recuerdes, es todo lo contrario... Tontos ellos, que no la conocen, que no conocen el verdadero silencio… Tontos ellos, todos ellos, malditos ellos que no entienden, que quieren que entienda… ¿¡Qué quieren que entienda!?
Presumes tu fatua facilidad de sintaxis, que no deja jamás de sorprenderme, como nunca dejara de encantarme. Sin respetar ningún presente te presentas, enhiesta, blanca, como una torre de marfil en medio de un charco de agua. En la brevedad existes, eres, intensa, fuerte, sin abusar de las palabras me defines, huyo gustoso del letargo, y me contemplo en el pasado, la felicidad. Pánfilo. Espero augurios tuyos sin desesperarme. Me desespero. Grito tu nombre, y cojo tu mano en justa señal de protesta.
Imagínatela una vez más, serena, breve, ocupando todos los espacios, envuelta en ese vestido blanco el día mas feliz de su vida, con esa sonrisa párvula que pocos han visto, que yo he visto… Imagínenla, indignada, negando rotundamente que alguna vez fue al cine contigo, negando una voz, una presencia, un güisqui malo, el amor y sus escenarios… Iluminada por las luces de la fiesta y el alcohol, ríe, tambalea, fatigada de tanto caminar en mis sueños.
Un mail como los de antes pedias en Madrid, como siempre en realidad… porque el hecho de no escribir no significa dejar de sentir. Como Eva Green, en The Dreamers,  haces que se colme de arena  mi garganta y se seque la voz… Auguras buen tiempo, dama de los tiempos, de mi tiempo ajeno, ajeno porque es tuyo, como tuyo el silencio que se encona en el roído pecho, y me hunde en légamo de la rotunda realidad… A medida que se van cumpliendo tus sueños, se transforman en realidad mis peores pesadillas.
Te imagino serena, quieta, cavilando… no se que, hoy no me importa… Alta, blanca, constante, contemplando… no se que, hoy no me importa… Íntegramente te imagino, precisa, fugaz, clara en tu día limpio y claro… Inconscientemente te imagino, sin obviar, toda te imagino; me gusto, me desordeno, te contemplo en technicolor… Abigarrado, pausadamente, pretendo acabar con tu perpetuidad.   
CC