Un poco de güisqui no basta, no ha sido suficiente, no termina por adormecer la mente. Cierro los ojos, y los parpados, llenos de resortes desconsiderados, me los vuelven a abrir.
Se distrae la mirada en ningún punto y apunta al olvido, también desconsiderado conmigo. Cierro los ojos nuevamente; intento inútil para distraer los sentimientos, un Adiós a mis muertos no duele tanto como tu vital Hasta luego…
Tercamente, porque así dicen que soy: ¡Terco!, los vuelo a cerrar y vuelven a jugarme sucio; e ínsito y de nuevo los vuelvo a cerrar; y me obligo (digo: me obligo, pero obligarse no es concretar) a no pensar… y fracaso rotundamente.
Otra vez no puedo dormir… y me doy vueltas en la cama, esa mi cama que esta madrugada me parece enorme… gigante… king size… inexplorable… tan grande que me pierdo; mientras que en otra alguien si puede dormir, solo o acompañado… no puedo imaginar.
Preferible es no ver, sumergir los ojos en la completa oscuridad, arrancarlos de sus órbitas… un paréntesis que me obligue a dormitar.
Suplico una mentira en el silencio de la noche, un quite franco con un capote funesto… he vuelto a la piel del toro, pero es de noche y no hay indulto ni vuelta al ruedo.
Arriban con visado esos recuerdos buenos, gratos, y de los otros también… Incómodos momentos se vislumbran en la pupila, como cuando nos encontramos con algún amigo a quien no vemos hace tiempo, le preguntamos por su padre, y nos responde “Ha fallecido”… ¡No sabes dónde meter la cabeza! y deseas que te trague la tierra… O como cuando por la calle, la mujer que siempre has querido aparece del brazo de otro, saludas y tontamente sonríes como si no te afectara… pero por dentro, un vidrio roto te corta profundamente la cara…
Transido de dolor, abatido en la distancia, contraído en brevedad… Insomnio de despojos que se resisten a su ruina: Lo mejor es no pensar, no pensar que ha sido una mentira la vida, cuando son ciertos los sentimientos…
Se distrae la mirada en ningún punto y apunta al olvido, también desconsiderado conmigo. Cierro los ojos nuevamente; intento inútil para distraer los sentimientos, un Adiós a mis muertos no duele tanto como tu vital Hasta luego…
Tercamente, porque así dicen que soy: ¡Terco!, los vuelo a cerrar y vuelven a jugarme sucio; e ínsito y de nuevo los vuelvo a cerrar; y me obligo (digo: me obligo, pero obligarse no es concretar) a no pensar… y fracaso rotundamente.
Otra vez no puedo dormir… y me doy vueltas en la cama, esa mi cama que esta madrugada me parece enorme… gigante… king size… inexplorable… tan grande que me pierdo; mientras que en otra alguien si puede dormir, solo o acompañado… no puedo imaginar.
Preferible es no ver, sumergir los ojos en la completa oscuridad, arrancarlos de sus órbitas… un paréntesis que me obligue a dormitar.
Suplico una mentira en el silencio de la noche, un quite franco con un capote funesto… he vuelto a la piel del toro, pero es de noche y no hay indulto ni vuelta al ruedo.
Arriban con visado esos recuerdos buenos, gratos, y de los otros también… Incómodos momentos se vislumbran en la pupila, como cuando nos encontramos con algún amigo a quien no vemos hace tiempo, le preguntamos por su padre, y nos responde “Ha fallecido”… ¡No sabes dónde meter la cabeza! y deseas que te trague la tierra… O como cuando por la calle, la mujer que siempre has querido aparece del brazo de otro, saludas y tontamente sonríes como si no te afectara… pero por dentro, un vidrio roto te corta profundamente la cara…
Transido de dolor, abatido en la distancia, contraído en brevedad… Insomnio de despojos que se resisten a su ruina: Lo mejor es no pensar, no pensar que ha sido una mentira la vida, cuando son ciertos los sentimientos…
CC
https://www.youtube.com/watch?v=WwaBuVAo6UE
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