No creo que llego tarde si
reflexiono sobre cualquier tema en este momento “menos” convulso, pero no por
ello más encaminado; es más, me atrevo a decir que los momentos de reflexión
nunca llegan tarde, pero si ello puede incomodar, diré que nunca deben
desaprovecharse por más tarde que lleguen.
El mundo entero quieres héroes,
siempre los ha querido, sin necesitarlos completamente. No, no bastan el padre de
familia con dos trabajos que se mata para llevarle un plato de comida a sus tres
hijos; o la madre soltera que saca una familia entera adelante; o el chico que
se priva de copas el fin de semana porque prefiere ayudar en un hogar de
acogida los sábados… No, no nos sirven como héroes, se quieren (no se
requieren) héroes que sangren, que estén dispuestos a morir. Lo queremos todo
de ellos, o mejor dicho queremos que ellos lo hagan todo por nosotros, hasta su
muerte. Parece ser que la idea de que alguien luche a muerte por todos nosotros
nos exulta, nos satisface. La máscara o el antifaz no son imprescindibles, es
más, si se desnuda también nos vale. Lo que queremos, mayoritariamente, es
disimular nuestra cobardía, no ser la cabeza visible que se expone a ser
decapitada.
Aquí mismo, en silencio, por lo
bajo, te diría que yo moriría por cualquiera, solo para demostrar que mi muerte,
sin restarle importancia como a la de cualquiera, no sería representativa. Para
demostrar al mundo, si se pudiera, que son falsas sus libertades, que las
ataduras que llevan les encantan y no podrían vivir sin ellas; solo por
demostrar la mierda de vida que llevan y en esa mierda se regocijan, creyendo
que son exclusivamente ellos los que toman todas sus decisiones. Si, moriría con agrado por
cualquier causa que yo considere justa o necesaria, y mi muerte causaría el mismo efecto que si se
hubiese producido 50 años más tarde, no en una barricada en las calles, sino en
la cama de un domicilio enorme o un hospital público, con pañales, demenciado,
con la mirada perdida… solo que tal vez, yo no me lo perdonaría. No pretendo
ser el héroe de nadie, y aun no es tiempo de exponer mi cabeza, pero me aterra
creer que este tipo de ideas están vigentes en el inconsciente colectivo; sin
asumir aun nuestra responsabilidad global como colectivo humano. Lo que hace un
hombre es como si lo hicieran todos los demás hombres… yo soy los otros, y cualquier
hombre es todos los hombres, y todos somos responsables de ello.
¿¡A que se debe esta reflexión
absurda en un día como hoy!? A nada en especial,
quizá la necesidad inexcusable de escribir, la reflexión pasiva tras la lectura
activa de algún periódico de semanas pasadas, o quizá a la motivación
extrínseca de alguien que motiva mis más intrínsecos sentimientos… Porque en este mundo absurdo, donde nos parece
que faltan héroes, siempre sobran excusas. Y puede que hoy, también hoy, la
excusa para escribir sea la misma que
las semanas pasadas…
https://www.youtube.com/watch?v=1g2VdB4YpzQ
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