En el día previo al vigésimo primer día del último mes del infame
año Pugliese (12+1)
Cuesta despedir el año, el ultimo o el penúltimo de tu soplo
frío sobre mi rostro… cuestan las flores su precio justo, cuando justa es tu sonrisa
blanca que acompaña tu voz melodiosa que no disimula tu disgusto con el gusto
de tu corazón agazapado; ese que no entiende la fe ni toma la prudencia por
bandera, que te lleva sin rumbo por las rutas del amor, mi desamor compartido.
Cuestan las extrañas maneras que escoges para demostrar tu
cariño, que inequívocamente interpreto cuando a la distancia me prometes un
guiño; y tú recién te enteras que sigo siendo el mismo de siempre, ese que se
enfrenta de espaldas a tu sinceridad. Y una vez más, me es difícil ser injusto
contigo, aun cuando te empeñas en levantar un muro que divida nuestros áridos
caminos.
Cuesta hoy como antes, como siempre, verte partir sin un
destino fijo en la estación, olvidando vanas promesas de adolescente, que augura aun mi
corazón; ese que te acompaña donde quiera que vayas, mujer solitaria; y que
vela tu sueño con quien sea que duermas, señorita compartida. Cuantas noches perdidas ganando
batallitas con espadas de cartón, a la espera de un día mejor.
Cuestan los inoportunos momentos, esos que llegan a destiempo
como al amor bien venido, que arremete rompiendo cristales, arrasando tu
impávida paciencia, haciendo jirones tu ropa de estación, adquirida en El Corte
con descuento de ocasión. Si tu nombre empezase con F para terminar en Amistad, y te perdieras
a posta en tiendas de ultra marinos, aun así seguiría tu rastro con mi rostro
gustoso al final…
… a destiempo.
CC